HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE MI ADORADA MADRE JULIA DEL CARMEN
















ESTE 20 DE OCTUBRE ME PONGO DE RODILLAS FRENTE A LA VIRGEN DEL CARMEN, PATRONA DE MI TIERRA Y BENDECIDA POR AQUELLA LINDA MADRECITA ADOLESCENTE DEL IRIS IRIDISCENTE DE LA NIÑA DE LOS OJOS VERDES DE LA iSLA DEL CÁRMEN. EN LA MISA QUE LE CONSAGRARÁ EL PADRE DE LA PARROQUIA DE XOCHITEPEC, se encuentra la bellísima escultura que representa la dulce patrona homenajeada cada 16 de julio por sus hijos predilectos que le dieron su nombre a su tierra ciucundada por todos lados por el mar, en la Laguna de Términos.

Y ESTA OTRA VENERADA VIRGEN DEL CARMEN EN CIUDAD DEL CARMEN TIENE LA DEVOCIÓN DE MIS COTERRÁNEOS Y LUCE EN ESTA IMAGEN EL VESTIDO DE HILOS DE ORO Y SEDA QUE LE REGALÓ MI MADRE, REALIZADO POR ELLA MISMA, TRABAJO DE COSTURA QUE LE LLEVÓ MUCHOS AÑOS ANTES DEL DÍA EN QUE TUVO EL PRIVILEGIO DE VESTIRLA, UN INOLVIDABLE 16 DE JULIO.

¡ASÍ ERA MI PADRE,  JORGE DENEGRE VAUGHT PEÑA: HOMBRE LLANO Y CAMPECHANO!

Tal vez en su llaneza se escondían los regocijos de sus triunfos de persuasión y convencimiento a sus clientes que le traían más satisfacciones que ventajas. Jamás trató mal a nadie. Erudito, no intentó corregir los errores de quienes le visitaron o presumir de sus grandes conocimientos. Se acomodó al presupuesto de quien deseaba un libro para su estudio porque lo importante no fue para él el dinero sino la transmisión del medio de sabiduría a quien lo anhelaba. Por eso lo respetaban y querían.
Reconocí hace mucho que esa humildad era inimitable porque pare él era fácil, pues había llevado a cabo muchas cosas notables, nosotros hemos hecho, comparativamente, poco.


Esa, paradójicamente, extraordinaria humildad la heredó de su adorada madre ante cuyo altar hizo todos sus grandes sacrificios. La luz de nuestra abuelita lo guió e iluminó desde lo alto y resplandeció en su íntima soledad, en sus horas de sombra y de hondas penas.

Hoy se une a ella. Estoy cierto que nuestro padre está feliz de reunirse con su madre, la nuestra, y con su esposa, que reposa aquí mismo a su lado, Julia María del Carmen: los IRIS IRIDISCENTES DE LOS OJOS VERDES DE LA NIÑA DE LA ISLA DEL CARMEN, hoy fulguran. Hoy están de plácemes dos grandes mujeres porque se les une su amado Jorgito, por fin, tras muchas penalidades en este valle de lágrimas que abate.

No obstante, Hombre eminentemente Modesto, mi padre prestó suavidad y encanto a la vida. Nunca pensó don Jorge en lo mucho que poseyó en este mundo y que dejó a México, su patria, nación a la que consagró todos sus esfuerzos.

Lo dejó para que sus herederos repartieran sus bienes bajo esa consigna de dar a cada quien lo suyo, en partes iguales. No para que un bribón se apodere de la masa hereditaria como un pirata que se roba un botín.

Admitamos que lo tuvo todo aquí en la Tierra.

Empero, muchas veces nos indignamos porque lo vimos ofendido y humillado. Nosotros sabíamos que nuestro padre jamás rebajó a nadie. Pero él acalló nuestras protestas. Nos dijo que veíamos “moros con tranchetes”. No se sintió agraviado por quienes consideró sus amigos a quienes dispensó amabilidad, gentileza y dulzura.

Y, en verdad, conmovió a los soberbios.

Cuando lo comparo con los muchos hombres doctos, ricos y muy inteligentes conque convivió, entre ellos algunos hombres fatuos que, por desgracia, encontró por doquiera, siento que tuvieron que descender desde su estrato para postrarse ante su espléndida sencillez.


Muchas veces lo vi dar las gracias cuando se le negó algo, llegando así al fin
de lo que pretendía, con simpatía, porque nunca se sintió ofendido por una repulsa. Por eso, entre los encumbrados, jamás resplandeció su pesadumbre ni ostentó esa dorada tristeza que pareció, en los últimos días, envolverlo de vez en cuando. Por vez primera en su estoica vida lo vimos llorar. Ahora comprendo que lloró porque le dolía dejarnos atrás en este triste mundo.

Su humildad lo llevó a transigir con las mentiras mientras renunciaba a que prevaleciera su verdad. Juarista, no importunó a los conservadores al patricio de la Reforma y coincidió con ellos en el mutuo amor por la patria, sin estériles disputas y sin renunciar a sus hondas convicciones. Su vida humilde, en medio del infatigable trabajo de librero anticuario, historiador, bibliógrafo y editor ha sido una labor fructífera que reboza de amor. Y, además, de fino sentido del humorismo y de la alegría de vivir que en él fue más una facultad del corazón que del espíritu.

Nacía, esencialmente, su buen humor de la fina sensibilidad de un hombre generoso, de una simpatía cálida y tierna hacia todos los hombres y mujeres y todas las formas de la existencia. Si no hubiera conservado toda su vida ese humorismo franco no sería don Jorge el espíritu perfectamente conformado que es hoy en su más pura esencia.
Por eso, lamento tener que decir que estuve a su lado, temprano, en su despedida de la vida a la edad de ochenta y un años.

Decía Gustavo Le Bon que las ideas envejecen más pronto que las palabras.
Los que viven no deben estar en guerra con los muertos. Quien se va pagó todas sus deudas. ¿Creen ustedes que nosotros tendremos con don Jorge algunas pendientes?...

NO: Cumpliré mis esperanzas cabalmente en la realidad.

Por eso hoy, ¿lo oyes?, te prometo solemnemente, Padre, al pie de esta ilustre tumba, EN QUE DESCANSAS AL LADO DE LA COMPAÑERA DE TU VIDA, JULY MARÍA DEL CARMEN,

. Te lo cumpliré, lo juramos en bien de la cultura en México y en el mundo. Tu Biblioteca será pública y estará consagrada a los estudiosos de la Historia de México.


Oremos..,

con esta oración clásica de un santo que desde hace siglos expresó lo que todos quisiéramos llegar a ser para dejar de padecer:

Señor,

Hazme como hiciste a Don Jorge, conductor de tu Paz:
Para que allí donde haya odio pueda haber amor;
Para que allí donde haya el mal pueda llevar el espíritu del perdón;
Para que allí donde haya discordia, pueda llevar la armonía.

Para que donde haya error, pueda llevar la Verdad,
Para que donde haya la duda pueda llevar la Fe,
Para que donde haya desconsuelo pueda llevar la Esperanza,
Para que donde haya tristeza pueda llevar el optimismo y la Alegría.

Como siempre hizo mi padre, Señor, concédeme que yo pueda pedir y no recibir y no ser consolado;
Comprender y no ser comprendido;
Amar y no ser amado.

Porque, amigos, para encontrarse, hoy sé que hay que olvidarse de sí mismo.
Eso hizo nuestro padre, Don Jorge Denegre-Vaught: nunca pensó en sí mismo y esto es lo primero que nos enseñó:
“Olvídate de qué piensas, crees o quieras y piensa en los demás para darles lo que necesitan”.

Sí, ya dije: Ayer le pedí perdón a mi padre por todo lo que le hice sufrir.
Don Jorge lloró y dijo su última palabra: “¡Bueno!”

¡Con un enorme esfuerzo, falleció en sus lastimados labios el vocablo al que dio por postrera vez vida, palabra que lo describe eternamente: ¡Bueno!




Termino así: Las ideas que nos inculcó mi padre están jóvenes en pleno Renacimiento, en su hijo Lívingston, mientras estas palabras caducan tan pronto como acaban de escucharlas.
Mi padre prevalecerá por siempre, entre nosotros, porque tuvo grandes pensamientos y mejores acciones. Se gozó en ellas, se ocupó con ellas, por su gran afición bibliófila y tuvo innumerables recompensas porque ha tenido el mérito de compartirlas. Evoco sus ideas que fecundaron porque las ha alumbrado con su generoso corazón. Las sentimos con vehemencia, creaciones de su indomable voluntad, ofrenda de su pasión, las recogemos amorosamente y propagaré desde su EDITORIAL ACADEMIA LITERARIA, de OBRAS HISTÓRICAS MEXICANAS, en el seno de la perennemente creciente Biblioteca Jorge Denegre-Vaught Peña.

Comentarios

Entradas populares