Yo lo he intentado. Pero mucho. En serio.
He tratado de comer sano, de hacer deporte, de querer para toda la vida, de reproducirme, de aprender a cocinar, de hablar más bajo, de querer sexo sólo cuando hay alguien conocido en mi cama, de vestirme de colores suaves, de juntar las piernas, de gritar menos, de llorar más, de beber menos, de dormir más, de comer menos, de sonreír más... Pero no me ha salido.
Juro que he tratado con todas mis fuerzas de ser buena. Estar buena. Parecer buena. Pero no he podido.
Porque, a veces, las cosas que no deberían, me gustan, me apetecen, me las como, me las quedo, me las bebo, me las compro, me las guardo, me las follo...
Porque a veces, las cosas que me deberían gustar me deprimen, me aburren, me ponen triste, me dan asco.
Y he dedicado mucho tiempo, mucha energía, mucho dinero, mucha esperanza, a ser una mujer “como dios -o el patriarcado- manda”. Con curvas proporcionadas, compañías sexuales que se cuenten con los dedos de la mano, ropa de entretiempo, revistas de decoración, voz dulce, maquillaje discreto, regímenes saludables y aficiones que impliquen una aguja (no hipodérmica, claro).
Y ya me he cansado de que no me salga. No me sale parecerme a las de los anuncios de café instantáneo, a la que mis tías esperaban encontrar en las comidas familiares, a la que el tipo del banco quisiera dar una hipoteca, a la que la casera decente quisiera alquilar el piso, a la que los tíos encorbatados quieren llevar a cenar, a la que las dependientas quieren vender bragas blancas, a la que la policía quiere defender y no reprimir, la que cabe en las tallas que ponen en el escaparate.
Las malas, las inoportunas, las descaradas, las desubicadas, las desagradables, esas me salen mejor.
Y así, consigo menos cosas, pero son cosas que me gustan. Las que consiguen las tías buenas, con sus sonrisas oportunas, sus curvas adecuadas, sus posturas apropiadas... esas, me deprimen, me aburren, me ponen triste, me dan asco.
O envidia, vete tú a saber...
lila1 s. f.
1 Arbusto muy ramoso, de hojas blandas en forma de corazón y flores olorosas de color morado claro: la lila procede de Persia; las lilas se plantan en jardines.
2 Flor de este arbusto, de color morado claro, olor intenso y agradable, y agrupada en ramillete: el perfume primaveral de las lilas embalsama la humedad de la noche.
— s. m./adj.
3 Color morado claro, como el de esta flor: el lila y el blanco combinan muy bien.
— adj.
4 Que es de este color.
lila2 adj./s. com. fam. Se aplica a la persona que es tonta e ingenua: siempre le están engañando porque es un lila.
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