CARTA DE UN PADRE ATRIBULADO A SU QUERIDO HIJO THOMAS LIVINGSTON BENJAMIN

Lo siento, no llegaré a verte crecer tanto como me gustaría. Por favor, no culpes a otras personas o al mundo por esto. Tampoco  a mí.... La vida está llena de golpes de suerte y los míos se están acabando.

Te  confesaré que  cuando ibas  a nacer acudí a un médico que  era nuestro mérico de cabecera. Mi papá lo estimaba  mucho y cada  vez  que  tenía  algún rblema  de salud íbamos  a  verlo. Quiero decir, que yo lo acompañaba.


Pues bien. Llegué ufano, alegre y le  conté  que iba  a tener un hijo, mi último hijo, Para  entnces, ya  había  acudido al área  científica  de mi Universidad ara que compañeros  quiímicos  y biólogos analizaran mi esperma  porque si presentaba algunas  fallas no me  arriesgaría  a embarazar  a tu madre. 


Mis  colegas hicieron el análisis y cuando fui a  recoger  el resulado me  dijeron que era  excelente  que fuera  adelante: mi esperma  era la  de un joven.

Así es que tu mamá y yo nos lanzamos a procrearte.


Pues, el médico de  cabecera me  llenó de vituperios. Estaba yo  azorado y francamente  avaergonzado.

---Insensato, qué  no te  das cuenta que por  tu edad no podrás dedicarte  a educar  a tu hijo. No podrás  jugar  con él. Morirás cuando él más  te necesite y esté  en la  flor  de  su edad...Cuando más  le  hagas  falta  ya  no podrás orientarlo. Y vienes presumiendo absurdamente de que estás engendrado un ser que estará solo en el mundo cuando tú ya  estés en el otro...

Me  fui muy preocupado y triste. Se  lo conté  a tu mamá y ella  se  rió. Me  dijo que no estaría nunca  solo; que  ella estaría  siempre  a  tu lado; que  tue  hermanos  mayores verían por  ti;  que yo no me  iba  a morir pronto...
Desearía encontrar las palabras que te hiciesen sentir mejor. Desearía no tener cáncer y que no me tuvieses que ver sufrir tanto como lo haces ahora. Desearía que muchas cosas fuesen diferentes, pero no lo son.
La mayoría de los papás e hijas tienen décadas para charlar sentados en la mesa de la cocina, calentándose las manos con una buena taza de café, con el papá dando consejos a su niña, mientras ella pone los ojos en blanco. No tendremos esos momentos. No podré llevarte a clase en tu primer día de colegio, recogerte después de tu primera cita, abrazarte cuando te rompan el corazón o aplaudirte cuando te gradúes.

Pero mientras todavía esté por aquí, voy a intentar darte algunos consejos que te sean útiles en tu vida. Espero que te reconforten. Espero que MI cáncer nunca vuelva para que sea  capaz  de  lograr que tu vida sea larga, plena y feliz.


En realidad hago un gran esfuerzo para  acompañarte  a  los  entrenamientos de futbol. Nada me  hace más   feliz  que  verte meter  goles. Los  narro como si fuera  cronista  deportivo. 

Hablo con los directivos  del equipo, de la  liga. Estoy pendiene  de pagar tu ropa  deportiva y que  tengas  balones  suficientes. Conservamos  lo mejor  que podemos  la  canchia  de fut  de tu casa.


Y, en fin, estoy pendiente de tus clases, de tus  actividades  en la  escuela  secundaria y voy a  hablar  con la  directora y tus  maestros. Te  aconsejo y te ayudo lo mejor  que puedo. 


Te  he estado llevando antes  de las 7 de la mañana a tu colegio y ahora  es tu mamá  la  que lo hace pero estoy atento de que llegues  a iempo a tus clases.

Te  enseño piezas  de Beethoven en el piano y procuro no atosigarte para que no pierdas  la  libertad para decidir que quieres tocar los  día  y horas que s te antojenn y el gusto por ese maravilloso instrumento que ya tocas tan bien...


Tom, estoy haciendo lo que puedo y ahora  que apenas  hace tres meses  cumpliste 14  años pienso que aquel médico s  equivocó y que he  sido el mejor  padre al lado del mejor hijo.

Sigamos  adelante, Thomas. Let`s go together, always towards your goals!...

































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