ALIZ ANALIZA EL CASO DEL ZARCO






Mi queridísima e inteligente hija



ALICE DENEGRE VAUGHT ROJAS

le dedicó una tesina literaria a mi nietaAtenea.

Hizo un análisis del "Zarco".

Comenzó por hacer una reseña biográfica del héroe de Reforma,Ignacio Manuel Altamirano Basilio, nacido en Tixtla, Guerreros, en 1834, Afirmó que es un escritor mexicano al que se considera padre de la literatura nacional y maestro de la segunda generación romántica.Y Continuó impertérrita:


Repito: Nació el 13 de noviembre de 1834, en Tixtla, Guerrero.
De ascendencia indígena, estudia letras, gracias a una beca para indígenas en el Instituto Literario de Toluca. Toma parte en la Guerra de Reforma y en la Intervención Francesa, distinguiéndose como héroe en el sitio de Querétaro, dedica su vida a la docencia y posteriormente ocupa importantes cargos en el gobierno mexicano, muere en Europa el 13 febrero de 1893.

En la narrativa de Ignacio M. Altamirano destaca:
CLEMENCIA
LA NAVIDAD EN LAS MONTANAS

Y, desde luego, EL ZARCO. (Publicada de manera póstuma)

El estilo es el de una Novela de corte épico/ histórico.
La escritura es flúida y fácil de entender; se destaca por la facilidad de retratar la vida y costumbres del siglo XIX, ubicando su obra en él ultimo tercio del siglo, nos lleva a lugares reales de la campiña mexicana, transportándonos al estado de Morelos, donde se conjugaron una serie de culturas y eventos sociales que marcaron la historia de México.


Lo más extraordinario del caso es que este hombre extraordinario llegó a plena adolescencia siendo un analfabeta, pues ni siquiera hablaba español. Ávidamente, se arrimaba a gente que veía que se ponía a leer el periódico en plena calle y se prometió a sí mismo que pronto sería capaz de hacer lo mismo para enterarse de lo que acontecía a su derredor.

Nacido en el seno de una familia indígena, Altamirano cumple sus catorce años sin hablar todavía castellano, lengua de la cultura oficial, y por lo tanto, sin saber leer ni escribir.

Inicia precisamente por aquel entonces un proceso de alfabetización que sorprende por su rapidez y consigue, en 1849, una beca para estudiar en el Instituto Literario de Toluca, donde imparte sus enseñanzas Ignacio Ramírez, el Nigromante, intelectual mulato y librepensador, futuro ministro con Porfirio Díaz, cuyo interés por la juventud indígena le convierte en mentor y amigo de Altamirano.





La influencia de su maestro prende rápidamente en el joven, que pronto va a dar pruebas del doble amor (por sus raíces indígenas y por una cultura que bebe en las ardientes fuentes del romanticismo europeo) que dirigirá y determinará las opciones más relevantes de su vida.


Estudiante de derecho en el Colegio de San Juan de Letrán, Altamirano se lanza a la palestra política, se alinea con los revolucionarios de Ayutla, combate a los conservadores en la guerra de Reforma, y más tarde, tras ponerse decididamente al lado de los juaristas, es elegido en 1861 diputado al Congreso de la Unión, donde exige que se castigue al enemigo, enarbola el estandarte de la patria libre y, en 1863, lucha contra el imperio de Maximiliano y la invasión francesa, alcanzando, en 1865, el grado de coronel por su participación en las batallas de Tierra Blanca, Cuernavaca y Querétaro.

Es durante su experiencia militar en el Estado de Morelos que se afianza su idea de reflejar en una obra literaria realidades de las que fue conocedor estando en contacto con la gente. Para entonces la figura del bandido Zarco era legendaria. Describían así al Zarco: Hombre atractivo, 30 anos, alto, rubio, elegante, de bajos instintos y “rico”, jefe de una banda de ladrones y salteadores.
Tiene carácter bravío y duro. Hijo de padres honrados, que lo obligaban a estudiar y trabajar, lo que no le gustaba y es por eso que huye de su casa, para irse como ayudante de un caballerango, haciendo algo de dinero y aprendiendo todos los secretos de la equitación. Por su mal carácter, cambia constantemente de trabajo y vive consagrado al ocio, el juego y la holganza.
Con excepción de Manuela, la heroína que crea Altamarino, no amaba ni quería a nadie, pero si odiaba a todos.
El apodo de El Zarco, le viene del color azul claro de sus ojos.

En 1867, restablecida ya la República, consagra por fin su vida a la enseñanza, la literatura y el servicio público, en el que desempeña muy distintas funciones como magistrado, presidente de la Suprema Corte de Justicia, oficial mayor en el Ministerio de Fomento y cónsul en Barcelona (1889) y París (1890).


Funda, junto a su maestro Ignacio Ramírez y Guillermo Prieto, El Correo de México, publicación que le sirve para exponer y defender su ideario romántico y liberal; dos años más tarde, en 1869, aparece gracias a sus desvelos la revista El Renacimiento, que se convierte en el núcleo que agrupa y articula los más destacados literatos e intelectuales de la época con el común objetivo de renovar las letras nacionales





Esta novela deja mensajes significativos.




El primero es un mensaje valioso para saber más sobre la historia de México que relata el libro la guerra de Reforma, de cómo es que los bandidos llamados los "Plateados" se aprovecharon de esta guerra ya que el gobierno estaba ocupado en el combate contra los extranjeros y defendiendo el suelo nacional, no estaba en condiciones de tratar cualquier otro asunto y menos de índole policíaca: no habían armas ni ejército disponible o policía municipal que encarara semejantes latrocinios de El Zarco. La situación era muy parecida a la de hoy en que el gobierno federal está atareado en matar a jóvenes que son los verdaderos tesoros de la patria sólo porque buscan una manera de salir adelante vendiendo drogas que serán seguramente legalizadas como sucedió con eol alcohol. La marihuana y el pulque son tan mexicanos como el mole; su uso moderado no hace más daño que una indigestión por comer demasiado el platillo nacional. Su historia social, y la de los lugares más significativos de la Republica tienen que ver con el conocimiento que tenía el autor de ellos por conocerlos desde su niñez. Nos halaga que el gran indio haya centrado su atención en el estado de Morelos. Por otra parte, es triste reconocer que siempre hay gente en todas parte de este país y en el extranjero que toma v entaja de situaciones que afectan a toda la nación pero que dada la anarquía reinante y el gran odio que ha despertado el gobierno en su implacable persecusión que afecta a todas las familia del país, se despachan a su libre albedrío para enriquecerse y tomen lo que la endeble economía les niega mientras se los da a manos llenas a una minoría plutocrática.





La situación del país era tan anárquica y terriblemente desordenada que también otro contemporáneo de Altamirano, amigo suyo, perteneciente al grupo privilegiado de los intelecutales puros, escribió sobre otros bandidos, no muy lejos del lugar escogido por Elñ Zarco, que en realidad existió, Río Frío, Puebla.


Y así es que todo el tesoro acumulado en aquellas comarcas, producto de las ratería de la banda del Zarco, cayó más tarde en manos de un priísta corrupto que en cuanto se enteró por un amigo de su propio sobrino Mauro, Lauro Ortega mandó a acordonar toda esa región para recuperar esos tesoros y quedarse con ellos. Eso es tan verídico, asegura Pepón de la Cruz, como el cuento que nos contó de la visita de Mauro a Lauro para pedirle un cachito de puesto en el mercado López Mateos.




Pero, en fin, El Zarco

Esta es una historia del México antiguo, un México donde aun existían valores, y que era intolerable y despreciable una persona que no tuviera valores y no tuviera noción del bien o del mal. Y por lo que apunto es también parte de la historia aún más triste de la realidad priista de este país que de las garras de Don Porfirio, de López de Santa Anna, de emperadores de pacotilla y de generales revolucionarios que se apoderaban del gobierno hasta por unas cuantas horas, ha caído en el desgobierno del PAN y del PRI, de corruptos politicastros.


Volviendo al Zarco vemos como un gran patriota cuenta una historia de amor, una historia de codicias, de venganzas, de odio, de sufrimiento, de valor, coraje, historia llena de carácter y gravedad. Es una historia inspirada en hechos verídicos, de cuando surgió en nuestro país, durante la guerra de Reforma, famosos bandidos como los Plateados y los de Río Frío.

Los del Zarco habían asolado toda la región de Yautepec.

Yautepec era un pueblo hermoso de tierra caliente, lleno de una vegetación inmensa y apreciable para las propias gentes del lugar, en este lugar había dos tipos de vegetación de las cuales más abundaban, una tipo oriental por sus árboles de naranjos y la otra tipo americano por sus bananos. Se calculaba que para ese tiempo existían mucho más de quinientos mil árboles frutales solo en aquella región. Colinda con Tepoztlan, Cuernavaca, el valle de Amilpas, es en fin un bosque frondoso y hermoso.



La gente del lugar era de igual manera tranquila, trabajadora, su comercio era sus árboles de naranjos y bananos, gente honrada y unida, llena de paz, entregada a sus tareas diarias y rutinarias.


El tesoro de esta región era su río, que dejaba llevar sus aguas por números apantles que alimentaban a su vegetación y claro esta, sus árboles frutales. A este lugar profanado por el Zarco y sus bandidos se le llamaba, antes, XOCHIMANCAS. Su significado etimológico es, “lugar de cuidadores y productor de flores”. Hoy está tan contaminado como todos los de la región.

El lugar que había escogido el bandido para su refugio y para guardar sus tesoros es una antigua hacienda en ruinas que llamaban las grutas de los Lobos, sus terrenos son fértiles y se puede sembrar ahí cualquier tipo de vegetación y se daría con seguridad, hay bastante aguas y caluroso clima, perfecto para la cosecha.


Se supone que era antes lugar donde se cuidaban y producían las flores que se ofrecían a los dioses, los aztecas ofrecían estas flores a su Diosa Cohuatlantona en el mes de Tozostontli, este lugar estaba destinado tal vez para el jardín de la diosa o tal vez para los residencia de los Xochimanqui (cuidadores de las flores).

Es aún inexplicable cómo es que dejó de florecer. Se acabaron flores y vegetación, caducó ese lugar divinizado por los aztecas y que tiempo después se convirtió en guarida de bandidos sin corazón al mando de El Zarco y fue también espectador de numerosas crueldades que fueron cometidas en aquel lugar, que fue sagrado para nuestros antepasados.





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