EN DEFENSA DE VILIPENDIOS Y COMPLOTS

lunes 15 de agosto de 2011


HONRA SU DEFENSA: ROSARIO CASTELLANOS



Nunca dio prólogos a ningún autor, Sería más bien por modestia que por razones de protección  de su integridad moral y su poca disposición a apartarse de la verdad. Ya se sabe: quien escribe una presentación, ni modo que denueste a su representado.


Yo luché contra todos mis principios denodadamente y cuando me decidí a publicarlo, escribí, a mi vez:


"CUATACHÍSIMO LIBRO-ESCUCHA:

Yo no te recomiendo que me leas. Bastante hago con alzar mi VOX heroicamente por encima de esta bola de desgraciados. Y mi voz es una carcajada. Me rio de todo porque todo es altamente risible, irrisorio. Me rio de mí mismo y de mi litera-cura. 002 (2)Por eso, nada de formalismos desde el principio. Puedes empezar a leer este anti-libro por donde gustes. Y continuarlo por donde mejor te convenga. Simplemente, no fue escrito como aparece. Costa-Amic, los linotipistas, los formadores, los cajistas han sido muy amables: han alterado su secuencia como se les dio la gana. YO me siento muy feliz por eso. Se los di y les agradezco su atención. Sin duda, ha quedado sextra-ordinarimente mejorado.
Empero, me siento nostálgico: pretendo recordar como lo grabé originalmente. Las frasecitas en cursivas y 8 puntos, al pie de cientos pasajes, te mandan al párrafo que seguía antes de la Re-creación del cuerpo técnico y administrativo de C. A. También el índice temático ayuda un tantito.

Yo que tú confiaría en el sentido artístico de mis colaboradores. O, más bien, escúchame intuitivamente: sin lógica. Trata de seguir un proceso no lineal. Sáltate líneas y párrafos y páginas, Has una libre audición de este libro-audición. Caprichosamente, óyeme.
Pero re-pito: mejor sería no oírme para nada. Prestar o regalar un libro es un gran perjuicio para el autor que cobra derechos por ejemplar vendido. Si ya te caí gordo pasa el tríptico a tu peor enemigo. Sobre todo. Dáselo si es moji-gato, pudi-puti-bundo: abundo, si es moralista, bibliófilo, viejo o pendejo. Ahí te dejo.
Bye, baby, ba-by.
Primero de diciembre de 1969."
De manera que es un legítimo orgullo para mí y lo sería para cualquiera, que para un libro tan controversial, con el Yo, Lívingston- Tríptico erótico, en la mano,  ella, la inmortal poetisa y novelista, autora de tantas obras fundamentales para la cultura chiapaneca, se haya prestado a introducirlo en la literatura nacional.

Más aún. Yo no la conocía ni le pedí que me diera el prólogo. Peor aún, reconozco esta bestialidad. En vez de agradecérselo, fui a manifestarle mi desacuerdo, porque lo consideré "un tantico tibio".

Sorprendida,la gran dama diplomática,  sonrió y me dijo que había hecho lo suficiente. Comprendí y me retiré avergonzado.

Luis Adolfo Domínguez se disgustó por mi actitud pues,  discípulo dilecto de ROSARIO CASTELLANOS--, fue quien le dio a leer mi obra y ella le entregó este reconocimiento que a él le pareció extraordinariamente halagador.  A continuación lo copio:

ASÍ VEÍA ROSARIO A LÍVINGSTON Y A SU TRÍPTICO ERÓTICO:


 

Por Rosario Castellanos:

INTRODUCCION

EN EL PANORAMA de la literatura mexicana contemporánea –en el que parece haber una sola tendencia: la de la ruptura con lo establecido, aunque las manifestaciones sean diferentes entre si y aun contradictorias – hay que colocar el nombre y el libro de quien no tiene ninguno de los signos del recién venido sino que ostenta el aplomo del profesional: Livingston Denegre Vaught, autor del Tríptico Erótico.
 
En sus páginas torrenciales en las que el ímpetu arrastra materias diversas (las preocupaciones sociales, características de nuestra época, el examen irónico de las dogmas que se consideraban intangibles, la experimentación de nuevas técnicas expresivas y el uso de un instrumental múltiple que da al texto una forma de manifestarse que se aparta de lo convencional) la corriente continua, el meollo parece estar constituido por el sexo.

Pornografía, condenaran los moralistas; obsesión, diagnosticaran los críticos literarios. Puede ser todo esto, haya una tentativa desesperada de captar lo esencial de un acto que, hasta hace algunas décadas, no era licito nombrar.

La verdad, desnuda. Lo primero que es preciso hacer para que entre la verdad y el sexo se produzca una aproximación es despojar a este de la fermosa cobertura que lo ha ocultado por siglos: sexo y amor y reproducción de la especie, sexo y matrimonio, sexo y neurosis, sexo y aberraciones.

Aislado de las ideas sentimentales, biológicas, sociales y éticas de evoca, la palabra sexo queda reducida a lo que originalmente designa: un fenómeno de la fisiología en su estado puro. ¿Y hay algo más difícil de enunciar, más resistente a convertirse en sustancia literaria que una función del organismo-físico humano?

Por eso se hace imprescindible el asedio y denegre vaught utiliza una táctica de ataque sorpresivo y desde todos los ángulos posibles: la exactitud del lenguaje, por ejemplo. Sí, renuncia a las metáforas para llamar a cada parte del cuerpo y a cada movimiento con su nombre propio: coloquial, técnico, esotérico. Reitera, una y otra vez, la narración de experiencias sin más variantes que las de lugar y protagonistas, con un afán constante que podría ser característica, la repetición que quizá es definitiva.
Paraliza el dinamismo de las acciones en la fotografía para que el objeto se vuelva contemplable y no se conforma con recoger, del trance sexual el gemido inarticulado del deseo, la exclamación paroxística o el suspiro de la saciedad sino que interroga: ¿por qué? ¿cómo? ¿cuándo? ¿cuánto? Obliga a sus interlocutores a hacer un esfuerzo por formular en palabras lo que han vivido en sus "antros mundos"
¿Pero por qué elegir, si no se trata más que de un proceso del funcionamiento del cuerpo, el sexual, y no otros que, en este nivel, si no son importantes sí son, al menos, más frecuentes? Comer o respirar, por ejemplo. Porque el sexo, como todas las necesidades, nos relaciona con un satisfactor que está fuera de nosotros. Y este satisfactor es –aunque no exclusivamente - humano.
El vinculo que se establece entre dos criaturas igualmente menesterosas de contacto y de placer resulta entonces susceptible de adquirir un sentido. Es por este sentido por el que inquiere Denegre Vaught y no se contenta con las respuestas prefabricadas, con las frases hechas.la aspereza con las que las rechaza son una evidencia más de la autenticidad de su búsqueda. Que no culmina en este libro, que lo llevara a otro, y a otro, a la obra que se espera del escritor que es.
Los augurios son buenos. Lo que es preciso desear es que el dominio del oficio, que vaya alcanzando, la lucidez que vaya adquiriendo y el prestigio que vaya premiándolo, no mengüen su vigor, su espontaneidad ni su pasión.

ROSARIO CASTELLANOS.

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